jueves, 19 de marzo de 2015

El devorador de almas

Amanece con esa raquítica energía y esperanza que conlleva el nacer de un nuevo día. Emerge del sueño, de la blanda muerte, del palacio de Jade, de la ramera Babilonia, para caminar de nuevo por realidades plúmbeas, entre el sombrío vaivén de edificios cubiertos de musgo.  Escribe el lobo con la sangre de las víctimas que encuentra a su paso, no hay restricción ni moral que le haga sucumbir ante su irracional deseo de absorber almas; almas cándidas, inertes, vacuas,  que anhelan el lucero de la noche, presas fáciles de subyugar.

La bipolaridad le visita con extrema asiduidad. Tras su apacible mirada, se encuentra un devorador insaciable de deseos insatisfechos; repudia los valores instaurados, la cadena de prejuicios que nos sumergen en la culpa y el miedo, escupe al destino y mira directamente a los ojos de la Parca con desidia y suma indiferencia. Atisba el firmamento lleno de estrellas y comprende la belleza de su finitud, del constante movimiento de creación y destrucción; así descubre el irrisorio y vano sentido de su paso por este mundo, así se convence de que no existe la dualidad de las cosas, que el bien y el mal son barridos por el viento como la arena del desierto.

No escribe el lobo por afán de lucro o de fama, ni por la seductora tentación de caer en las garras adictivas de la adulación, ni por la inmortalidad. Escribe el lobo por alejar sus fauces de sus inocentes víctimas. Mas no le basta con erigir ciudades imaginarias, encuentros esquivos o vaporosos humedales de desenfreno; la saciedad no tiene límites en quién ha cruzado la línea del tiempo. El hastío vuelve como una carga pesada y fiel, retorna sin previo aviso, azuzada por la soledad, la soledad de estar rodeado de desconocidos, de estar compuesto de la nada y de espacios inabarcables.

Cada día gomas de borrar, facturas de teléfono, coches de promoción, café con leche, magdalenas, sueños impuestos, sendas prescritas, telediarios, préstamos, apuestas, lotería, trabajo, sonrisas caricaturescas, charlas triviales, terrorismo, religión, moda, películas de solteros, fuegos apagados, matrimonios incomunicados, alcohol, cigarros, marihuana, cieno. Odia el lobo la proyección de falsas imágenes e ídolos, a la hipócrita raza de los altivos, a los supuestos protectores del progreso y la humanidad. También a las hormigas ávidas de riqueza y llenas de envidia, que miran con excitación y placer los fracasos ajenos.

Entre dos aguas agoniza el fiero animal que lleva dentro, entre el crepuscular y caótico instinto  y la luminosa y universal razón. Entre los barrotes de su yo interno se asfixia buscando unos labios sensuales, un cómplice gemido, una furia desatada, un voluptuoso cuerpo, que calme su sed.

Hoy es luna llena, Mr. Hide, para ti es la calle; baila con las farolas, venera a los antiguos dioses, canta bajo la lluvia obscenas canciones, rompe las cadenas del tedio y libérate del yugo de la desdicha. No bebas la leche de la amapola y firma la paz con el mundo de los ensueños.

lunes, 16 de marzo de 2015

Los hermanos Coen, El gran Lebowski y el pueblo Judío

Es innegable la excelsa calidad de las obras cinematográficas de los hermanos Coen, unos de los grandes baluartes del cine independiente norteamericano. De origen judío, han dejado su impronta y visión del mundo en sus diversos filmes, donde se mezclan el humor negro, la degeneración humana, la figura del poderoso dinero y los crímenes que emanan de él y la descripción de la América rural. Fargo, Miller´s crossing, The Big Lebowski o Blood simple son a mi suponer sus obras más representativas y brillantes.

The Big Lebowski se ha convertido en una comedia objeto de culto y no es de extrañar, ya que es totalmente singular, sus personajes y diálogos disparatados y atractivos y la banda sonora concuerda perfectamente con las escenas. Detrás de esta amalgama caótica se encuentran cientos de mensajes críticos y pinceladas de ironía, en contraposición de un mundo que en ocasiones carece de lógica. En las conversaciones de los protagonistas se mezclan la religión, la política o la filosofía, un claro ejemplo, es cuando Walter Sobchak, recuerda la tradición milenaria de la religión judía, desde Moisés hasta Fiodor Herzl, padre del Sionismo; cada escena es más maravillosa que la anterior y encierra multitud de matices. Se hace referencia al Seren Sabbath, al nihilismo, al pacifismo, al nazismo, a la guerra de Irak, al personaje de Lenin, al arte moderno, a la sexualidad y pornografía, al mundo de la imagen y la falsedad, en fin, el nota se lo toma con calma por todos nosotros, pecadores.
Se pueden extraer muchas conclusiones de esta película y cuanto más la ves, descubres nuevos detalles. No tiene ningún desperdicio.

Me gustaría recalcar el florecimiento judío del siglo XX y XXI en Europa, pero sobre todo en Norteamérica. Cómo puede una población tan escasa, el 0.2% del mundo, haber ejercido tanta influencia en el cine, la filosofía  y sobre todo en la ciencia. La lista sería interminable y es de agradecer la gran aportación de éstos a la humanidad. Si bien han sido tachados de usureros, codiciosos, corruptores de almas, fundamentalistas, dogmáticos y de practicar una ciega ortodoxia religiosa, han sabido adaptarse a cada rincón del planeta y han sabido prosperar, a pesar del genocidio, el odio y a la segregación social. Sin lugar de dudas, condeno las políticas de Israel en el conflicto Palestino, empero no me dejo seducir por ese milenario antisemitismo basado en el odio irracional, la envidia y la ignorancia.

La multiculturalidad es posible, hay muestras de ello en la historia, pero necesita bases y cimientos sólidos basados en la educación y la justicia; aunque estemos en el siglo XXI sigue imperando la barbarie y la intolerancia. Las razas fueron un invento dañino, no existen, lo muestran los continuos movimientos migratorios de la humanidad y su continuo avance hacia a la homogeneidad. Deseo que el muro y la ceguera que nos aprisiona caigan por su propio peso y la luz brille de nuevo y qué desaparezcan los estigmas raciales, sexuales, culturales o religiosos. Estoy cansado de tanto miedo y desconocimiento, cuánto daño hace la televisión y los noticiarios, cuánto daño hacen los intereses de los poderosos.





miércoles, 11 de marzo de 2015

Nazismo, comunismo y democracias liberales

No puedo ocultar mi tremenda admiración y a la vez repulsa a la figura de uno de los mayores genocidas que ha contemplado la historia. Me refiero a Adolf Hitler, padre del nazismo alemán, el gran orador por excelencia, figura controvertida y desconocida por igual. He de reconocer que la lectura de su obra Mein Kampf ha arrojado un halo de luz más amplio de la historia europea y universal, en mi continua búsqueda del saber. No sé si hablamos de un iluminado, de un loco, de un visionario, por lo tanto no enfocaré mis esfuerzos en la definición del personaje, mas centraré mi artículo en la exposición de sus ideas y similitudes con otro gran movimiento populista y antidemocrático, el comunismo. No admite duda, que condeno sin titubeos sus actos y el reguero de sangre, dolor y sufrimiento que generó en el reciente pasado, empero olvidamos que hubo otros grandes políticos, gobernantes e imperios que produjeron daños irreparables, tales como: José Stalin, HiroHito, el colonialismo europeo y en menor medida el imperialismo yanqui, entre otros muchos. El mundo está lleno de lobos sedientos de sangre, el débil siempre ha padecido la cruda represión del más fuerte, un claro ejemplo es el estado actual del pueblo Palestino.

Hitler describió con absoluta minuciosidad los males endémicos de los estados liberales y apoyado en un nacionalismo alemán exacerbado, la diferenciación de las razas, idea que jamás nació de él sino del movimiento chovinista del siglo XIX, y un odio irracional al pueblo judío, sentó las bases del partido nacional socialista. El contexto social de Alemania tras la Gran guerra era desolador, económicamente endeudada y sujeta a estrictas condiciones impuestas por los vencedores en el Tratado de Versalles y una masa proletaria explotada y sujeta a hambrunas; abrían un amplio abanico de posibilidades a fuerzas políticas radicales.

En estos momentos  cabe  preguntarse, qué analogías hay entre el nazismo y el comunismo, cuán peligroso es su poder de persuasión y seducción y los momentos en qué su aparición es probable. Ambas se basan en la firme convicción del fin de la desigualdad y homogeneidad de las clases sociales, en un férreo adoctrinamiento de la juventud en pos del colectivo y de la patria o la eliminación de la prensa libre y el derecho de asociación. El resto de ideologías son enemigas y por tanto perseguidas, el arte, la literatura y el cine controlados y moldeados por el régimen; la individualidad es erradicada con todas las fuerzas al alcance de sus manos, el militarismo cobra una tremenda importancia y la ciencia usada con oscuros fines.

¿Cómo pueden llegar entonces a gobernar semejantes monstruos? Sin duda, nada tendrían que hacer sin el apoyo del pueblo. La propaganda, el gran uso de la retórica y conocimiento sociológico del pueblo alemán y sus necesidades alzaron a Hitler al poder. La república de Weimar no logró levantar a un país arruinado, acomplejado, hundido en la miseria, tras la I Guerra Mundial, además acaeció una grave crisis económica, el Crack del 29. El germen del odio ya estaba sembrado y no solo afectó a Alemania sino a infinidad de países Europeos; la pobreza, la creciente desigualdad entre los diferentes sectores de la población, la decadencia de las democracias occidentales o de las ruinosas monarquías europeas, la corrupción y el blindaje jurídico de sus políticos, la represión religiosa y/o la pérdida de valores, son algunas de las causas del susodicho germen.

En la actualidad se están dando situaciones parecidas y aunque pueda parecer presuntuoso por mi parte, tengo la certidumbre de que nos encontramos en un momento crucial de nuestra historia. No voy a gastar más palabras en describir las ineficiencias de nuestros políticos y con qué poca ética manejan sus vidas y las ajenas, creo que ya lo he dejado bastante claro en mis anteriores artículos la opinión que de ellos tengo, pero la impotencia y el desamparo que están generando abren las puertas a la barbarie.

Siempre he dicho que la democracia es la menos mala de las formas de gobierno y sostengo que sin el auxilio del pueblo está abocada al fracaso. De nosotros depende seguir el rumbo del fanatismo, el proselitismo y la inquina  o el rumbo del progreso y el humanismo. Abrid los ojos domadores de serpientes, mentirosos compulsivos, maestros de la retórica fácil, pues sois los responsables de la posible debacle de vuestro sustento y forma vida, sois los responsables del posible final de la sociedad del bienestar y de libertades.


Os dirijo mi más absoluto desprecio. Vuestra inoperancia y falta de visión  pone en riesgo a toda una futura generación de jóvenes. No me extraña en absoluto el desconcierto que impera en esta sociedad vacía y desvalida, de esta ciénaga acabarán pescando populistas sin escrúpulos, enajenados, de la calaña de Adolfo Hitler.

martes, 10 de marzo de 2015

El vacío humano de occidente

Un gran rompecabezas desola  a las sociedades liberales y en especial a los países inmersos en profundas crisis económicas. Con este artículo pretendo dilucidar de forma breve y concisa las razones de la decadencia moral y ética en la que está inmersa nuestra nación.

Desde el fin del régimen franquista España ha vivido una evolución cultural, política, económica y social sin precedentes. Aunque ya en el franquismo se produjo un aperturismo económico a finales de la década de los 50, imperaba un crudo hermetismo ideológico y la frontera natural de los Pirineos representaba fielmente la muralla opresora con la que el régimen bloqueaba al país de la influencia intelectual y progresista del resto de estados europeos.

Emerge la luz tras 36 años de oscuridad, una explosión orgásmica inunda el país; por fin se reconocen los derechos y libertades individuales, la Iglesia abandona el poder y queda relegada a un segundo plano, la literatura, la música y las películas malditas por la censura  fluyen  por todo nuestra geografía. El feudalismo ideológico muere para dar paso a una España globalizada, sin persecución y presos políticos y por supuesto sin fronteras.

Queda sentado pues de forma  muy resumida el contexto social que precede a nuestros días. Si bien, hay grandes heridas que no han conseguido cicatrizar como: la brecha económica norte – sur, la pobreza del sur derivada de las políticas latifundistas, el fracaso de la industrialización del país, el nacionalismo catalán y vasco, el dolor y odio no superado de la Guerra Civil y los extremismos que nacen de ella.  Como decía Machado: -Españolito que vienes al mundo, una de las dos Españas ha de helarte el corazón-.

¿Cuál es la razón de las profundas grietas de la sociedad española? ¿Es el ateísmo que florece en España causa de un avance cultural o de un vacío moral surgido por la nueva religión del consumismo y la imagen? ¿Ha dejado la Iglesia de ser un referente? ¿Creen que nos encontramos huérfanos ante un mundo basado en la competitividad y el placer? ¿Tienen sentido nuestras vidas?

La Iglesia ha sido el guardián de  las almas durante infinidad de siglos, empero hoy en día su fuerza y su luz se van apagando con el paso de los años. La ética y la filosofía están marginadas dentro de un sistema educativo ineficaz, basado en la especialidad, que arroja miles de seres manejables, individualistas e ignorantes. En España la educación es usada por nuestros políticos como un juguete al que se le puede arrojar y romper sin ninguna responsabilidad.

¿Qué es más peligroso para un país que una masa desprovista de recursos para luchar contra una tiranía? La democracia española es irrisoria y representa a una oligarquía podrida por la corrupción y un blindaje propios de sistemas dictatoriales. Cada día creo menos en este tipo de sistema político y más en una aristocracia de sabios para dirigir un país. La República de Platón es un libro cada vez más actual a mi parecer. La mayoría del pueblo no está preparado para hablar de política y ser partícipe de ella. Hemos convertido nuestro país en un estado débil, proclive a caer en las garras de la barbarie debido a la ineptitud de nuestros gobernantes, vendedores de humo, ejemplos diáfanos de la desertización de nuestro espíritu.

Se han borrado de un plumazo la obligación del individuo para con la nación, para la lucha por el bienestar colectivo y el progreso. Tan solo importa el placer instantáneo, el triunfo económico y los derechos individuales. Nos venden la austeridad, cuando ellos no la practican y toman medidas que nos afectan a todos impunemente. Qué es una voto cada cuatro años, qué es la libertad de echar espumarajos en los bares sino tenemos oportunidad de cambiar nada.

Así crecimos los hijos del hedonismo desilustrado , los hijos del neoliberalismo. La cooperación es un pecado e impera la ley del más fuerte; estamos dispuestos a dilapidar el arduo camino hecho durante siglos en pos del  sufrimiento de generaciones venideras. En este caos, en esta ciénaga, impera la confusión, no sabemos quiénes somos, hacia donde nos dirigimos, tan solo importa el instante. No es de extrañar que las enfermedades mentales proliferen en nuestra sociedad, que nuestros jóvenes dejen de leer e interesarse por el conocimiento,  que el alcohol y las drogas los adormezcan y que el mal del conformismo impere a sus anchas. El daño está hecho, el mayor problema no es la crisis económica es la orfandad derivada  de la falta de valores. 

A veces sueño con una sociedad donde la justicia rija sin impedimentos, donde todos tengamos las mismas oportunidades, en la que seamos coparticipes del avance y desarrollo de la nación, donde no nos prometan cuentos de hadas y seamos ciudadanos en lugar de un maleable populacho.
No me siento participe de este festín de carroña, de este teatro, quizás sea un antisocial, quizás debería olvidar todo lo aprendido y adaptarme para conseguir los despojos de un mundo carente de lógica.